AMIGOS ESTA NOTA ME LA REALIZARON HACE UNOS DÍAS PARA EL SITIO
http://www.pasióndecarnaval.com.ar/ ESPERO LES GUSTE. ABRAZOS. GER.
En carnaval, hablar de maquillaje no puede disociarse de un nombre: Gervasio Larrivey. De la misma forma, él admite que su vida no puede disociarse del carnaval, y demuestra vivirlo de una manera intensa. Con tan solo 34 años, en poco tiempo dejó una marca imborrable en el carnaval de Gualeguaychú. En tan solo siete años de carrera se ha convertido en un referente en constante ascenso. Además de su trabajo en Marí Marí, Gervasio Larrivey ha puesto su talento al servicio de revistas de primera línea como VIVA (revista dominical del diario Clarín), Sedal Mag, Cosmopolian, Shop, Para TI, LUZ, Tendencia, Bacanal, entre otras. En teatro, trabajó alternativamente como diseñador de maquillaje y caracterización en obras tales como “El pájaro azul”, “Solo como una perra”, “Como quien oye llover”, “El holandés errante”, “La italiana en Argel” y “Fausto” (estos últimos de BA Lírica) , “La traviatta” de la Juventud Lírica, “Sweet Charity” (con Florencia Peña), “Mugre” (con Fernando Peña), ”Cabaret” y “Ella”. Además, fue el primer varón en ganar el premio Avon.
Pasión de Carnaval tuvo el placer de conversar con él y ahondar en su pasado, presente y futuro en el carnaval.
¿Qué nació primero, tu vocación por el carnaval o por el maquillaje?
- En realidad el maquillaje no pensé nunca en mi vida que me iba a dedicar. Yo estaba en la Universidad de Bellas Artes de La Plata estudiando escenografía, era ayudante de cátedra en una materia de segundo año y me entero por una alumna de la cátedra que había en el Teatro Colón una carrera que se llamaba “Personificación teatral”. Yo lo que realmente quería hacer no era ser maquillador sino hacer vestuario teatral. Y me pareció el complemento ideal para introducirme en el mundo teatral. Y no fui consciente que en realidad me estaba metiendo en una carrera que después se iba a convertir en un medio de vida, fue casualidad prácticamente. Fui y me anoté. Tienen un método de selección muy estricto en el ingreso al Colón, pero yo lo tome como algo tan natural que nunca me imaginé que íbamos a ser trescientos veinte candidatos y íbamos a quedar veinte nada más. Después tomé conciencia, cuando llegué al teatro a la primera clase y nuestro maestro nos explicó todo lo que habían visto en cada uno. En realidad yo entré a la carrera pensando que iba a ser mucha cosa de vestuario y en realidad era casi todo postisería, peluquería teatral y maquillaje teatral. Yo había estudiado plástica desde muy chiquito acá en Gualeguaychú con Eduardo Ayala y después me especialicé con Silvia Peculio; por lo que siempre estuve relacionado el mundo del arte, el mundo de la plástica. Cuando terminé el secundario me fui a La Plata a estudiar bellas artes, tenia la facilidad del pincel sobre el lienzo, de la experimentación, y toda esta cuestión, entonces maquillar me resulto muy fácil. Dentro del mundo de los maquilladores se nota quién tuvo una preparación previa de plástica, de bellas artes y el que no. O sea, tenemos como un criterio de maquillaje desde la anatomía, desde lo artístico, la mezcla de color a través de la teoría del color. Entonces tuve la capacidad desde un principio, en el sentido que me resultaba muy fácil, pero totalmente inconsciente de eso. Fue una persona que trabajaba en el Colón me vio trabajando y me empezó a llamar para hacer maquillaje teatral. O sea jamás pensé que lo que yo había tomado como un complemento para mi carrera se iba a convertir en mi carrera en realidad. Lo ví como la posibilidad que me reditúe económicamente algo que me resultaba fácil hacer. Pero cuando entendí que eso que me resultaba fácil estaba relacionado con lo que había estudiado, empecé a amar ese trabajo y me enamoré de la profesión y ahí fue cuando empecé a dejar de dibujar figurines y me dediqué pura y exclusivamente al maquillaje.
¿A esa altura ya estabas trabajando acá en el carnaval?
- No, mi experiencia en el carnaval arranca en el 2003. Había terminado de cursar el primer año en el Colón y por un problema de cursadas en la facultad me quedé libre. Tuve que dejar de cursar en el 2003 en el Colón para terminar la facultad. En ese verano me vengo para Gualeguaychú. Yo todos los veranos me quedaba trabajando en La Plata para subsistir económicamente mientras empezaba a cursar, y ese fue, después de mucho, el primer verano que pasé en Gualeguaychú. Como no tenia nada que hacer estaba hasta como medio bajoneado, entonces mi mamá me instó a que fuera a trabajar en una comparsa. En la única comparsa que tenía un conocido era en Papelitos, que estaba Martín Ayala haciendo “De las sombras a la luz” y me acuerdo que entré onda “Bueno, yo estoy estudiando maquillaje en el Colón y me gustaría hacer algo porque estoy aburrido acá en Gualeguaychú” y me dieron a hacerme cargo de todo. Y fue una buena experiencia. Eso permitió que ese año Papelitos tuviera una comisión de frente muy impactante y a nivel maquillaje estuviera muy definida, algo que no se si no se había visto nunca pero no se había visto como un criterio total.
Estaba todo muy desorganizado en el sentido que cada uno maquillaba como quería y no había un sentido estético de lo que era un diseño de maquillaje. Entonces te encontrabas que en una escuadra había cinco chicas y las cinco maquilladas diferente, porque las habían agarrado cinco maquilladores diferentes, y todas con colores diferentes. Para mi era tan sencillo, tan coherente, decir a tal maquillador le asigno tantas escuadras y se que todos van a salir maquillados iguales… Fue muy notorio en el 2003 porque Papelitos era una comparsa con la que Martín había hecho prácticamente un milagro para ponerla en escena y el resultado fue para mi muy bueno en el sentido que pude mostrar lo que quería hacer, aun dentro de las limitaciones. Eso hizo que Adrián Butteri me viera en el circuito y al año siguiente me convocara para Mari Mari. Yo estoy agradecidísimo con Martín por haberme dado la posibilidad y a la gente de Papelitos por también. Fue algo totalmente ad honorem pero a mi se me convirtió en la primer oportunidad que tuve de mostrar lo que sabia hacer o lo que estaba encaminándome a ser, y los resultados se vieron con el tiempo en todo sentido.
Yo vengo trabajando con Adrián desde el 2004, este es el primer año que estoy trabajando con otro director que no sea él; entonces estoy con un poco de ansiedad por experimentar esto que es Ara Yevi pero a la vez estoy con estos nervios del estreno y, como siempre digo, en el carnaval no tenemos ensayo general; es la primera noche. Entonces nunca me pasa que estoy conforme con lo que veo en el circuito porque siempre hay muchos factores extra que hacen que yo no me sienta bien con lo que se vio. Soy bastante obsesivo en ese sentido, y por eso me siguen llamando para trabajar, porque saben que si algo sale mal a la semana se corrige. Creo que mi aporte ha sido darle un marco más profesional al maquillaje y la caracterización.
De golpe este va a ser el tercer año que la gente que está trabajando con maquillaje en las otras comparsas se formó conmigo. Entonces es como es un decantamiento natural y que está buenísimo que suceda
¿Dentro de la organización de tu trabajo cual es la parte que mas disfrutas?
- Algo que me encanta es la primera entrevista con los directores. Yo vengo trabajando con Adrián desde el 2004 y este es mi primer año con Rodolfo y la verdad que venimos trabajando muy bien. A mi hace años que Rodolfo me viene diciendo “En algún momento vas a trabajar conmigo” y se dio.
Yo este año no pensaba trabajar, hace siete años que no me tomaba vacaciones, que no tenía un tiempo para mi, pero me llamaron y en noviembre yo ya estaba añorando qué iba a hacer en el verano. Es extraño, yo amo el carnaval y amo hacer lo que hago. Entonces lo que más me gusta es, en un principio, la primera entrevista con el director; ver qué es lo que quieren, cómo lo quieren, cuales son los colores que quieren usar, qué representa cada escuadra. Es como el puntapié para empezar a investigar en qué puedo trabajar, con qué hacerlo, cómo, cuanto tiempo me puede llevar. El año pasado, por ejemplo, con el body painting que llevaba Teresita Piguetti empezamos en Agosto a hablarlo, fue todo un trabajo de investigación no solo a nivel estético sino también a nivel de productos, ver que no se corra, el color, productos que se fijaran. Me encanta ese proceso.
Ya tengo un equipo formado hace siete años y es mucho mas fácil que por ahí si tenés que trabajar con gente que no conocés, que no conoce tu forma de trabajar o que no entiende tu código estético, tu código técnico. Pero ya es juntarse y mostrarlelo que van a hacer, mostrarle alguna referencia fotográfica de alguna prueba hecha en Capital Federal y yo se que la persona después lo hace.
Seguramente para la segunda noche se van a modificar algunas cosas pero la primera noche estoy loco, muy neurótico. Soy una persona profesionalmente muy obsesivao, y trabajo profesionalmente; entonces exijo puntualidad, que sean prolijos, que haya respeto, que haya manejo coherente con los integrantes, que sea todo en un marco de buena onda y de respeto. Me gusta trabajar lo mas cómodo posible en el sentido de tener al menos un ventilador, que no falte agua, cosas básicas pero que a veces ni trabajando profesionalmente en Buenos Aires se pueden dar. Creo que la vengo peleando para que se respete eso y se entienda que al integrante no hay que darle solo un poquito de color y sale…
¿Separado del trabajo, en donde te sentís feliz?
-Mi familia estuvo siempre muy ligada al tema carnaval. Mirta Rodríguez de Larrivey fue fundadora de Papelitos; Silvina Larrea, la mama de Victoria Bachini, fue la primera reina digamos “adulta” de Papelitos. Mi tía, que era como mi segunda mama, que era la mama de Silvina y que ya falleció, era la que nos llevaba a la 25 y Urquiza a reservar sillas… como que toda mi infancia esta inundada de imágenes del carnaval. Tengo recuerdos desde el ´78 o ´79; yo tenía tres o cuatro años pero hay cosas que me acuerdo. Me acuerdo de cosas del circo de Papelitos, del primer año de Mari Mari. Mi tía nos llevaba a las 6 de la tarde a reservar sillas en la esquina del automóvil club. Y había días que llegábamos y no estaban ni siquiera cortadas las calles. Mi recuerdo del carnaval es estar en el correo al rayo del sol esperando a que pusieran las sillas para ir a sentarnos. Esas cosas que las vivís de chico que te dejan marcado. Por ahí encontrarte muchos años después con gente que esta trabajando en el carnaval y que vivió las mismas cosas que yo es muy fuerte. Esperábamos a que pasara la comparsa para ir a buscar cosas que se caían. El jugar con papel picado e ir a buscar esas cosas te encontrás con que a Adrián Butteri le pasaban las mismas cosas, o hacía lo mismo. Y te decís “Entonces tan solo no estaba en el mundo” o “tan loco no estaba”.
Entré al carnaval casi de casualidad y amo el carnaval, no puedo disociarlo de mi vida y soy feliz pese a todas las rabietas que me agarro, las peleas con los directivos y con todo. No dejo de disfrutar lo que hago. El verano ahora para mi esta relacionado con la vuelta a mi casa, a pasar un mes con mi familia, trabajar en algo que me gusta, disfrutar de algo que amo que es el carnaval. Es como un combo perfecto. Enero es el mes que me dedico un poco a ser chico, a jugar, a divertirme, a acordarme,… cada vez que puedo me voy a cementerio a visitar a mi tía, porque era como la figura que me marcó en ese sentido todos los días me acuerdo de ella y no hay momento en que no me acompañe. Es por algo, ha estado en momentos muy importantes de mi vida acompañándome.
- Nosotros vivimos un carnaval totalmente diferente. Había algo que me encantaba y es que había figuras en el carnaval. Vos sabías que tal chica iba a salir y que venia en tal lugar, y esperabas para admirarla. Cosas de decir que llegaba María Marta Open y todos se quedaban admirados. Esa cosa de escuchar al animador decir “Batan palmas amigos turistas” y no había un turista (rie) ¡Era un adelantado! Esas cosas que las viví, que fui testigo de eso y de repente ver que ahora en Youtube Gastón Laxague está subiendo videos del carnaval del ´81. Cuando vi el circo en video me morí; fue como un cachetazo de recuerdos. ¡Yo estuve ahí!¡Yo lo vi!
¿Pensaste alguna vez, de chiquito, que ibas a estar acá adentro?
-¡Nunca! Porque cuando yo era adolescente salir en el carnaval no era cool. Era una cosa como de boarder, y de hecho no participé nunca hasta el 2003. Fue como todo un año de revelación, entender que podía hacer algo que me gustaba, de poder disfrutar desde adentro en el carnaval y desde entonces no paré.
De todos estos años de carnaval ¿Cuál trabajo tuyo es el que más recordás?
- A mi a nivel profesional el trabajo que mas feliz me hizo fue el del circo en Kamarr. Primero porque amo el circo, amaba el circo de Papelitos en el 81, era tremendo, y cuando Adrián hace el circo y me convocan de Kamarr para hacer el maquillaje fue como un mega desafío. Yo tenia ofertas para irme a Mar del Plata con Fernando Peña y dije que no porque tenía la oferta acá para hacer el circo. Y me pasó algo muy loco; yo me había mudado a capital en 2004 porque me fui a trabajar en teatro con Fernando Peña y un día paso por calle Corrientes en un colectivo pensando cuando iba a poder llegar a trabajar ahí, cuando se dará que mi nombre este en una puerta en una marquesina de teatro. De esa fecha a cincoo años me lo imaginaba. Eso habrá sido en septiembre de 2004; en el 2005 rechazo la oferta de Mar del Plata y me vengo a hacer el circo, que para mi fue un placer. Fue una comparsa donde había mucho maquillaje, mucha caracterización, el tema daba para eso. Y en marzo o abril del 2005 me llaman para una entrevista para una obra de teatro y yo voy sin saber que era. Estaba en la entrevista con la directora, abre el book y ve que yo tenia puestas las fotos del circo en un sobre aparte porque no las había podido siquiera enmarcar ni nada, y me dice “¿Esto es Gualeguaychú?” : Le digo que si, que yo trabajaba allá, que hice el maquillaje de una comparsa este año. Entonces la directora me dice “Si hiciste el maquillaje del circo estas contratado”. Cuando le dije que si, que lo había hecho yo, cerró la carpeta, no miró nada y me contrató. Entonces como que fue un circulo que cerró perfecto.
A menos de ocho meses de yo haberme imaginado cuándo iba a estar en la puerta de un teatro, estaba en la Calle Corrientes en la puerta de un teatro mi nombre como diseñador de maquillaje. Es muy difícil que un rubro técnico como maquillaje figure en la marquesina pero estábamos haciendo una obra infantil que se llamaba “El pájaro azul”, con Valeria Britos, y no me olvido más que bajé del taxi y estaban poniendo la marquesina en la puerta y veo “Diseño de maquillaje: Gervasio Larrivey” y yo estaba descompuesto, revoleaba los maletines, no me importaba nada. Entonces es como imposible poder separar mi vida profesional en Capital Federal de mi vida profesional en el carnaval. Todo el tiempo están relacionadas.
¿Como viene el trabajo de este año?
-Estoy en el proceso de jugar, de experimentar, de crear, de divertirme y me gusta redoblar la apuesta. Este año hay mucha propuesta en el rubro maquillaje y la manera de lograrlo porque cada año quiero meter mas cosas. Yo considero que he hecho eso, un laburo de hormiga, de empezar con veinte productos nada más hasta ahora trabajar con productos importados. He logrado que entendieran que hay que invertir en maquillaje y en maquilladores.
Si hay algo que me caracteriza es que ya se que productos se pueden utilizar y cuales no. De hecho hay marcas que me mandan productos para testearlo porque el carnaval es una propuesta teatral en situaciones límite, con mucho calor, mucha iluminación, mucha transpiración; a las marcas les interesa ver como reaccionan determinados productos ante esta situación. Todo el tiempo es una retroalimentación. Maquilladores de Capital Federal se ofrecen a venir a trabajar gratis para sentir lo que es la experiencia del carnaval. Porque no pueden entender como en 4 horas legamos a maquillar a 300 personas que todo dure, que todo quede perfecto.
Cuando de golpe te mandan veinte mails pidiéndote por favor de venir a aprender y vos decís obviamente estoy haciendo escuela. Me ha pasado con maquilladores que han estudiado un año en escuelas reconocidísimas de Buenos Aires y que vienen acá tres fin de semanas y se van diciendo que aprendieron más en tres noches que en un año de curso. Para mi es súper positivo y hasta halagador darse cuenta que lo que uno hace sirve, y no solo para la función del espectáculo. Disfruto lo que hago y quiero que la gente también lo disfrute y se vea plasmado en el circuito.
El año pasado la vedette fue la Gervacrema.
-Si, están como locos con al Gervacrema. En realidad es un producto que es una mezcla de productos y levanta más mitos que certezas. Pero están todas como locas llamando pidiendo la Gervacrema. Lo que tiene la Gervacrema es que estas blanca leche y te deja bronce divina en cinco minutos, pero lo ideal es que las chicas esten bronceadas de por si.
Tampoco hace milagros.
-Hace milagros. (Se rie) Si esta bien aplicada hace milagros.
Pero también se decía que era anticelulítica, reafirmante y no sé que más.
-¡Eso era una estupidez! Es lo que tiene el pueblo chico; infierno grande. Supuestamente Teresita Piguetti estaba así porque usábamos un producto reafirmante y que se yo, pero Teresita está espléndida. Pero no, es una crema que se le agrega un producto para que le de color. El término lo inventan Catalina Lagomarsino y Camila Gutiérrez. Ellas empezaron con lo de la Gervacrema y ahora hasta en Buenos Aires me piden la receta de la Gervacrema. Facebook es como una pantalla virtual, ponés en Google “Gervacrema” y ahora todos quieren la Gervacrema. Pero este año voy a experimentar con productos para aerógrafo a ver que onda.
¿Cuál es el balance para arrancar el 2010?
- Yo soy un agradecido que he empezado el año trabajando y terminado trabajando. Este año ha sido para mí de crecimiento profesional impresionante. Hice, en dos meses, cinco tapas de revista. Ahora salió RSVP y Bacanal, hice una tapa para Fifteen que sale en una edición especial en mayo. Me ha pasado de conocer gente este año que me ha cambiado la perspectiva de trabajo. Empecé a trabajar en producciones de moda, que es algo que me encanta, con productores súper talentosos y muy copados. Empezaron a surgir cosas, clientas que soñaba con maquillar desde hacía años y con las que hemos iniciado una relación increíble. Cosas que te hacen decir que vale la pena el esfuerzo. Por eso como que volví a reafirmar el hecho que durante el año viviré en Capital y en el verano me vendré a Gualeguaychú. Es como que siempre el regreso a casa es la vuelta al nido la vuelta a los afectos y si a eso le sumás el plus de vivir el carnaval desde adentro, es un combo casi perfecto, para mí por lo menos.
Estoy muy agradecido…yo sé que termino cansado pero feliz.
¿A quién le agradecerías por tu participación en el carnaval?
- ¡A tanta gente! Espero no olvidarme de nadie, pero sin lugar a dudas antes que a nadie a mis padres Antonio Larrivey y Renée Degui que trabajaron como bestias para que yo pudiera estudiar en la facultad y en el Teatro Colón.A mi tía Queca que fue la que me enseñó a amar el carnaval.
A todos los directores que confiaron en mí, Adrián Butteri, Rodolfo Rodríguez y Martín Ayala.A todas las reinas, pasistas, bastoneras e integrantes de comparsas que me dejaron jugar en sus rostros.A todos los maquilladores que trabajaron en mi equipo desde el 2003 en adelante, muchos están haciendo camino solos y eso me llena de orgullo.A la persona que me acompaña en la vida y se sube a mi locura carnavalera.En definitiva a todos lo que una u otra manera hacen del carnaval de Gualeguaychú la mayor fiesta del verano argentino.
Diseñar el maquillaje de una comisión de frente representa siempre un desafío mayor, porque se trata de los personajes que más expuestos se encuentran a posibles chorreaduras debido al intenso calor de las noches de verano entrerrianas.
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